La unión hace la fuerza’, dice un proverbio popular. Y en un momento tan complicado como el actual, en el que muchas empresas han quedado devastadas por la descomunal Dana, esa idea ha cobrado más fuerza en muchas empresas valencianas, que siguen necesitando de ayuda para reponerse. De ahí, que se estén fraguando nuevas asociaciones industriales para reclamar atención con más fuerza y peso, pero, principalmente, para atraer un mayor volumen de ayudas públicas en un momento de máxima necesidad para reactivar la actividad.
Este es el caso del polígono de Massanasa, que ya ha dado los primeros pasos para crear una agrupación o de Loriguilla, que también ha iniciado conversaciones con las empresas del área industrial. Otras, en cambio, ya se han constituido como Entidad de Gestión y Modernización (EGM), una figura voluntaria, con personalidad y capacidad jurídica propia y que representa al parque empresarial para mejorar sus dotaciones y servicios. Y, lo cierto, es que esta condición está suscitando un mayor interés entre aquellos polos industriales que no la tienen por las ventajas que ofrece. De hecho, la catástrofe ha propiciado que se estén gestando en varios nodos industriales de la provincia de Valencia.
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