Toni Milla es un empresario de 61 años que cada mañana llega a su inmobiliaria con el mismo propósito: poner todo en orden. Pero cuando cruza la puerta solo ve el caos que ha dejado la DANA en sus oficinas y unos dolores fétidos que predominan en el barro que tres semanas después sigue recordando que Valencia ha sufrido la peor riada del siglo. «He perdido el cien por cien de los tres negocios que había levantado con mucho esfuerzo durante 27 años en Alfafar«, recuerda Toni mientras suspira -ante el dramático panorama que le dibuja el futuro-.
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